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Hoy inicia una nueva etapa para el Frente Amplio y para la izquierda militante

Publicado: 2014-10-05

A la luz de los resultados electorales vale la pena parar y mirar un poco ¿Qué hay en casa después del diluvio político? El reciente proceso político electoral en Lima nos deja algunas lecciones sobre apuestas, tácticas, estrategias, mitos, realidades y más allá de ello el qué hacer nuestro:  

1. Al sueño de la izquierda de ayer y a la nuevas generaciones militantes nos deslumbró la palabra “Unidad” ¿Cómo no pensar en la unidad después de más de 20 años de neoliberalismo? ¿Cómo no pensar en la construcción de un referente de izquierda después de tanta palma, tanta hurra para lo que simplemente no era nuestro, como  no lo fue el nacionalismo?

La unidad tampoco se construye criticando sin cesar a “los puristas irresponsables” o a “los pragmáticos incoherentes”, este debate táctico y hasta estratégico tan de moda esconde un problema estructural y es que la militancia de la izquierda, en sí misma, aún no despierta, construye y sobretodo MILITA y que como diría Mariategui el MITO  revolucionario aún no posee la preciosa virtud de llenar su yo profundo. ¿Cómo rasgarnos las vestiduras apelando a la conspiración fulminante de la derecha cuando el sujeto en sí, nuestra izquierda, aún ni se asume y acciona como sujeto de cambio?

2. El Frente Amplio también surgió con el deseo de ser ruptura de su pasado, con el deseo de olvidar a una izquierda atomista, anclada en debates conceptuales irreconciliables dentro de sí. Hoy se hace palpable que no hay tal “Unidad, borrón y cuenta nueva”. Nos encontramos en debates tácticos, sin tener un consenso de nuestra propia finalidad política para la izquierda de hoy, nos encontramos con por lo menos dos visiones de entender el frente, su funcionamiento y accionar.

Venimos de un pasado que no solo nos hereda un romanticismo político, o viejas mañas con las que discrepamos, sino, que venimos de grandes discrepancias y debates de cómo comprender la sociedad, al sujeto político, su posibilidad de acción y por tanto la comprensión de la unidad y la lucha. ¿Vieja izquierda o nueva izquierda? Más que esta contraposición el contexto parece demostrar que no se pueden saltar estos viejos debates, sino, que debemos reconocerlos y situarlos como base existente sobre la gran oportunidad de nuestra posibilidad de hacer diferente hoy.

3. ¿Qué podemos hacer y qué hemos hecho diferente? En muchas partes del país lo hemos hecho y no, aprendimos a no vernos como los principales rivales políticos, a no dividir el voto incluso a sacrificio propio, el contexto electoral en Cajamarca es prueba de ello y la propia situación en Lima, a costa de fuertes debates políticos internos, también lo expresa así.

Varios no solo discrepamos de la apuesta de Diálogo Vecinal sino que decidimos no ser miembros activos de esta aventura política que sentimos que no nos representa, ni representará, sin embargo, nos ubicamos en la lucha en contra la corrupción y una campaña de voto crítico de a pie. ¿Quién podría decir que esa izquierda discrepante de DV fue el principal talón de Aquiles para los resultados electorales en Lima?. En suma, queda claro que la unidad y la obtención de poder tienen etapas, así, tan igual como están llenas de pendejadas, sin embargo, las diferencias claras también son sanas. Este proceso nos interpeló a respetar nuestros caminos, generar ciertos diálogos y en adelante pensar en niveles de trabajo de acuerdo a nuestras realidades y búsquedas políticas. Enarbolamos al Frente Amplio como una opción de izquierda que plantea la unidad de las luchas sociales (Justicia social, ecológica, antipatriarcal e intercultural) seria, sostenida y de construcción y con quienes distamos de ello, para nuestra relación política, queda claro que el Frente no será nuestro único espacio de encuentro.

4. Hay una diferencia central entre la apuesta de Cajamarca y la apuesta en Lima, en ambas existen las debilidades y divisiones políticas que aún no logramos superar, sin embargo, la victoria en Cajamarca representa centralmente la victoria de la movilización social expresada en la obtención de gobierno, que va mucho más allá de un logro partidario. El consenso programático de todas las fuerzas progresistas es la posición frente a la minería y en concreto, frente a la oposición del proyecto Conga, con o sin Goyo Conga no va,

A diferencia, frente al peligro de que las reformas emprendidas en Lima desaparezcan valdría la pena preguntarse ¿Qué tanto poder real se construyó en Lima? ¿Cuántas colectividades se movilizarían por programas como Cultura Viva, Vivienda Popular o la propia Reforma del Transporte? La verdad es que, pese a los avances y saludando a quienes se movilizaron, aún somos muy pocos y la gran conclusión de hoy es la misma vieja de hace 4 años: Los grandes retos para la izquierda en Lima siguen siendo: 1) Construir partido y organización, 2) Trabajar desde las bases y paras las bases disputando el sentido de lo popular en contra de la demagogia y el pragmatismo y 3) El debate y la aterrización programática en propuestas claras desde la izquierda para la ciudadanía. El gran ausente para la izquierda limeña ha sido también el debate político programático capaz de expresar el sentir popular limeño limitándonos a lemas muchas veces sin contenido y con un sesgo municipalista de la ciudad. ¿En qué medida logramos que quiénes luchan por su derecho a la vivienda, trabajo, aire limpio, seguridad ciudadana, al respeto a la identidad sexual, entre otros hagan suya y se sientan identificados en esta novata propuesta?

5- En una democracia elitista en la que los poderes económicos legales e ilegales como el narcotráfico, la corrupción, la minería ilegal, entre otros, gozan de mayores y mejores medios e instrumentos de competencia electoral -En muchos casos, no disputamos contra la derecha organizada, disputamos directamente con mafias con el nombre de partidos- la posibilidad de aislar a una débil y torpe izquierda es potencial y clara. Existen, por tanto, el camino corto y el camino largo, ambos legítimos: El camino corto supone que salvo el poder electoral todo es ilusión, la izquierda existe y la derecha tiembla en tanto obtiene una forma de gobierno. Desde el camino largo sostenemos que la derecha tiembla cuando nuestro principal aliado es el movimiento social -es ahí en donde sentamos nuestros cimientos- y no en las fuerzas de centro derecha -como el accionar central, ojo no excluyente, en la disputa electoral- la derecha tiembla, entonces, cuando hay un proyecto y un referente que se crea y fortalece capaz de albergar las fuerzas progresistas del cambio social.

En suma, en Lima y en el país nos queda movilizarnos, organizarnos, pero, principalmente, camaradas, PISAR TIERRA, hoy hay una nueva etapa para el Frente Amplio y para la izquierda que comienza. ¿Qué tanto, pues, pudimos hacer desde “nuestras bases” para otra realidad posible este 05 de octubre que acaba? Queremos un 2016 y más que un 2016, una sociedad y una política radicalmente diferente. Es hora de cambiar la historia con nuestras acciones y compromiso más que con la reflexión o likes de Facebook. La unidad no la obtendremos con permiso, la unidad tomaremos por asalto. UNA ETAPA NUEVA COMIENZA HOY PARA  EL FRENTE CON EL PUEBLO POR DELANTE, ¡VENCEREMOS!


*Algunas apuntes con responsabilidad personal y no orgánica.


Escrito por

Emma Robles

Socióloga ambientalista, estudiante de master en L´École des hautes études en sciences sociales (EHESS) de Paris


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Emma Robles

Reflexión y análisis sobre conflictos sociales, temas ambientales, derechos humanos, arte y actualidad política. ¡Jóvenes a la obra!